lunes, 1 de noviembre de 2010

Verónica Pérez Arango


del libro Camping (Vox, 2010)

Quince días descalza.
Quince noches en medias de lana.
El arco tenso de los grados inflama
la subsistencia de las manadas.

Afuera del lago
las uñas delineadas de negro repasan
el orden dentro de la carpa y después de la nada
las velas se apagan
y a falta de leña
quemamos las guitarras.

Acá no hay música
ni luz artificial.
Hay fantasmas.



***



Los loritos abaniquean con sus colas el cielo
población de nubarrones
dan órdenes desde el ramaje antiguo
y se creen superiores.

Adentro de la carpa
detrás del mosquitero
las copas verdes opacan su cielo
y yo pienso en un poema que sea
una lista de objetos que ocupen el mundo entero.

A la hora de nacer
las voces cada vez más quietas de los pájaros
atropellan la manera
de no hacer
ni ser
nada.



***


Suena el desconcierto
Los campamentistas más prolijos lavan sus autos
dentro del lago
abren la ventanilla para que los peces los asalten
como sonámbulos
la frente en alto y escopeta en mano.

Los campamentistas menos arriesgados permanecen quietos
en sus trincheras de arroz blanco
esperan que no los tape la niebla
de los sueños
que no los tape
inmaculada la visión
de lo que se mueve por tierra.

Más acá
cerca mío
hay más de lo mismo.

Espesas formas del verano
alejándose.




***



Aunque no lo veamos
a falta de mosquitos
el sol picotea mi piel sesenta y cinco veces.

Pasan las últimas lanchitas.
Pasa el silencio.
Miro el cielo y me acuerdo del poema de las rocas
desde las rocas,
un invento de espuma entrando por tu boca,
el goteo sobre una espesa hoja.

La niebla se disipa como un sueño al mediodía
la tregua dura más de lo previsto cuando dormimos la siesta sobre la arena
brillantes como como recién nacidos.



Nota:nació en Buenos Aires en 1976. Codirigió la revista literaria Quesquesé. Publicó la plaqueta la desdentada (Arte de Tapa, Casa de la Poesía, 2002), algunos poemas en la antología Quedar en lo cantado (El fn de la noche, 2009) y Camping (Vox, 2010).

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